viernes, 26 de julio de 2013

Filosofía de lucha del pueblo cubano

Filosofía de lucha del pueblo cubano


Visto en un rincón del aeropuerto de Baracoa.



  • Las palabras rendición y derrota están borradas totalmente de nuestra terminología militar.
  • Ningún revolucionario debe rendirse al enemigo y seguirá luchando hasta la muerte, si fuera necesario.
  • Cada revolucionario debe pensar, particularmente cuando quede aislado, "LA REVOLUCIÓN SOY YO", y continuar la lucha sin esperar orientaciones de otros.
  • Vale más morir que caer prisionero y regresar al pasado. La orden de alto el fuego no será dada jamás, cuando implique claudicar ante el enemigo.
  • Habrá que defender cada palmo de suelo patrio.
  • Causar la mayor cantidad de bajas al enemigo en fuerzas vivas es nuestro principal objetivo.
  • Mantener el espíritu combativo por gigantescos y dolorosos que sean los sacrificios para obtener la victoria. La rendición del país sería la mayor catástrofe de la historia, de la que nunca lograríamos recuperarnos.
  • La victoria será nuestra, por difíciles que sean las circunstancias en que se desarrolle nuestra lucha.



jueves, 14 de febrero de 2013

Nuevo canto de amor a Stalingrado

Nuevo canto de amor a Stalingrado

Pablo Neruda




Yo escribí sobre el tiempo y sobre el agua,
describí el luto y su metal morado,
yo escribí sobre el cielo y la manzana,
ahora escribo sobre Stalingrado.

Ya la novia guardó con su pañuelo
el rayo de mi amor enamorado,
ahora mi corazón está en el suelo,
en el humo y la luz de Stalingrado.

Yo toqué con mis manos la camisa
del crepúsculo azul y derrotado:
ahora toco el alba de la vida
naciendo con el sol de Stalingrado.

Yo sé que el viejo joven transitorio
de pluma, como un cisne encuadernado,
desencuaderna su dolor notorio
por mi grito de amor a Stalingrado.

Yo pongo el alma mía donde quiero.
Y no me nutro de papel cansado
adobado de tinta y de tintero.
Nací para cantar a Stalingrado.

Mi voz estuvo con tus grandes muertos
contra tus propios muros machacados,
mi voz sonó como campana y viento
mirándote morir, Stalingrado.

Ahora americanos combatientes
blancos y oscuros como los granados,
matan en el desierto a la serpiente.
Ya no estás sola, Stalingtado.

Francia vuelve a las viejas barricadas
con pabellón de furia enarbolado
sobre las lágrimas recién secadas.
Ya no estás sola, Stalingrado.

Y los grandes leones de Inglaterra
volando sobre el mar huracanado
clavan las garras en la parda tierra.
Ya no estás sola, Stalingrado.

Hoy bajo tus montañas de escarmiento
no sólo están los tuyos enterrados:
temblando está la carne de los muertos
que tocaron tu frente, Stalingrado.

Tu acero azul de orgullo construido,
tu pelo de planetas coronados,
tu baluarte de panes divididos,
tu frontera sombría, Stalingrado.

Tu Patria de martillos y laureles,
la sangre sobre tu esplendor nevado,
la mirada de Stalin a la nieve
tejida con tu sangre, Stalingrado.

Las condecoraciones que tus muertos
han puesto sobre el pecho traspasado
de la tierra, y el estremecimiento
de la muerte y la vida, Stalingrado

La sal profunda que de nuevo traes
al corazón del hombre acongojado
con la rama de rojos capitanes
salidos de tu sangre, Stalingrado.

La esperanza que rompe en los jardines
como la flor del árbol esperado,
la página grabada de fusiles,
las letras de la luz, Stalingrado.

La torre que concibes en la altura,
los altares de piedra ensangrentados,
los defensores de tu edad madura,
los hijos de tu piel, Stalingrado.

Las águilas ardientes de tus piedras,
los metales por tu alma amamantados,
los adioses de lágrimas inmensas
y las olas de amor, Stalingrado.

Los huesos de asesinos malheridos,
los invasores párpados cerrados,
y los conquistadores fugitivos
detrás de tu centella, Stalingrado.

Los que humillaron la curva del Arco
y las aguas del Sena han taladrado
con el consentimiento del esclavo,
se detuvieron en Stalingrado.

Los que Praga la Bella sobre lágrimas,
sobre lo enmudecido y traicionado,
pasaron pisoteando sus heridas,
murieron en Stalingrado.

Los que en la gruta griega han escupido,
la estalactita de cristal truncado
y su clásico azul enrarecido,
ahora dónde están, Stalingrado?

Los que España quemaron y rompieron
dejando el corazón encadenado
de esa madre de encinos y guerreros,
se pudren a tus pies, Stalingrado.

Los que en Holanda, tulipanes y agua
salpicaron de lodo ensangrentado
y esparcieron el látigo y la espada,
ahora duermen en Stalingrado.

Los que en la noche blanca de Noruega
con un aullido de chacal soltado
quemaron esa helada primavera,
enmudecieron en Stalingrado.

Honor a ti por lo que el aire trae,
lo que se ha de cantar y lo cantado,
honor para tus madres y tus hijos
y tus nietos, Stalingrado.
Honor al combatiente de la bruma,
honor al Comisario y al soldado,
honor al cielo detrás de tu luna,
honor al sol de Stalingrado.

Guárdame un trozo de violenta espuma,
guárdame un rifle, guárdame un arado,
y que lo pongan en mi sepultura
con una espiga roja de tu estado,
para que sepan, si hay alguna duda,
que he muerto amándote y que me has amado,
y si no he combatido en tu cintura
dejo en tu honor esta granada oscura,
este canto de amor a Stalingrado.

domingo, 3 de febrero de 2013

Con la bandera de la solidaridad

Con la bandera de la solidaridad





Somos hijos de la rabia y el trueno,
del viento que agita la cebada,
somos guardianes entre el centeno,
la poesía convertida en lucha armada.

Somos poetas y somos soldados,
somos el rebaño huyendo del redil,
somos peligrosos, vamos armados
con una pluma que ejerce de fusil.

Somos románticos y soñadores,
somos el mar bravo y el volcán,
somos guerrilleros y trovadores,
la revancha de los que ansían pan.

Somos obreros antes que artistas,
de la poesía y el verso jornaleros,
pues al fin y al cabo somos socialistas
con los bolsillos llenos de agujeros.

Somos el eco para el oprimido,
versificadores por la libertad
y cantamos en contra del olvido
con la bandera de la solidaridad.

Aitor Cuervo Taboada

miércoles, 23 de enero de 2013

El miliciano desconocido (Frente de Madrid)

El miliciano desconocido 

(Frente de Madrid)



Vicente Aleixandre





No me preguntéis su nombre.
Le tenéis ahí en el frente,
por las orillas del río: toda la ciudad lo tiene.
Cada mañana se alza,
cuando la aurora lo envuelve
con un resplandor de vida
y otro resplandor de muerte.
Cada mañana se alza,
como un acero se yergue,
y donde pone sus ojos
una luz mortal esplende.
No me preguntéis su nombre,
que no habrá quien lo recuerde
Cada día se levanta
con la aurora o el poniente,
salta, empuña, avanza, arrolla,
mata, pasa, vuela, vence;
donde se planta, allí queda;
como la roca, no cede;
aplasta como montaña,
y como la flecha, hiere.
Madrid entero lo adivina;
Madrid late por sus sienes;
sus pulsos vibran hirviendo
de hermosa sangre caliente,
y en su corazón, rugiendo
cantan millones de seres.
No sé quién fue, quién ha sido:
¡toda la ciudad lo tiene!
Madrid, a su espalda, le alienta;
¡Madrid entero le sostiene!
¡Un cuerpo, un alma, una vida,
romo un gigante se yerguen
a las puertas del Madrid
del miliciano valiente!
¿Es alto, rubio, delgado?
Moreno, apretado, fuerte?
Es como todos. ¡Es todos!
¿Su nombre? Su nombre ruede
sobre el estrépito ronco;
ruede vivo entre la muerte;
ruede como una flor viva,
siempreviva para siempre.
Se llama Andrés o Francisco,
se llama Pedro Gutiérrez,
Luis o Juan, Manuel, Ricardo,
José, Lorenzo, Vicente...
Pero, no. ¡Se llama sólo
Pueblo Invicto para siempre!